Community Occupational Therapists' Competencies in Neurorehabilitation: History
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Más de tres millones de personas en Chile padecen condiciones neurológicas, y muchas de estas se convierten en usuarias permanentes de los servicios de salud con enfoque comunitario. Las intervenciones son esencialmente a nivel personal y microsocial, centrándose primero en la patología y el tratamiento, y luego comprendiendo las interacciones con el entorno social cercano del paciente, como la familia, los compañeros de escuela y de trabajo y su entorno físico en el hogar, la escuela y el lugar de trabajo. Si bien el objetivo final de la intervención comunitaria está presente en el discurso como poder generar cambios estructurales que favorezcan el bienestar y la inclusión social, no se aprecian competencias concretas a nivel macrosocial.

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  • neurological rehabilitation
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  • social inclusion

1. Enfermedad neurológica y ocupación

Aproximadamente una de cada seis personas padece alguna condición neurológica en el mundo, que incluye efectos secundarios de daño cerebral adquirido, neuropatías, enfermedades cerebrovasculares, infecciones neurológicas, enfermedad de Parkinson, epilepsia, Alzheimer y otras demencias, entre otras. Por lo tanto, esta cifra representa más de tres millones de personas en Chile [ 1 , 2 ].
Estas condiciones impactan el desempeño ocupacional de las personas en las actividades de la vida diaria, la productividad asociada al estudio y al trabajo, y en su tiempo libre y de ocio, reduciendo significativamente su calidad de vida y la de sus familias y cuidadores [ 3 , 4 , 5 ] .

2. Competencias en Terapia Ocupacional

Las competencias se definen como un conjunto de habilidades técnicas, conocimientos, razonamiento clínico y reflejo de la práctica diaria en beneficio del individuo y sus comunidades.
La Organización Panamericana de la Salud [ 6 ] indica que la identificación de competencias en salud es de alta prioridad, ya que la sociedad está informada sobre lo que los profesionales deben saber y hacer. Debe tener la capacidad de utilizar en la práctica los conocimientos, habilidades, actitudes, valores y habilidades de la profesión en la prevención y resolución de problemas de salud [ 6 , 7 ].
Según la Federación Mundial de Terapeutas Ocupacionales, la terapia ocupacional es una profesión de la salud centrada en el cliente, preocupada por promover la salud y el bienestar a través de la ocupación. El objetivo principal de esta disciplina es permitir que las personas participen en las actividades de la vida cotidiana. Para lograr este objetivo, los terapeutas ocupacionales trabajan con individuos, de manera individual y colectiva, realizando intervenciones para permitir su participación en ocupaciones significativas, mejorando sus habilidades y/o adaptando el entorno o las características de la ocupación según sea necesario [ 8 ].
Existe una serie de publicaciones internacionales sobre perfiles y competencias de los terapeutas ocupacionales [ 9 , 10 , 11 , 12 , 13 , 14 ], pero no existen estudios específicos sobre las competencias del enfoque comunitario hacia la neurorrehabilitación. Sin embargo, la Federación Mundial de Terapia Ocupacional [ 15 ] indica que las habilidades profesionales pueden agregar valor a las intervenciones comunitarias, favoreciendo el abordaje de los problemas desde diferentes perspectivas y facilitando los procesos desde la planificación hasta la implementación. De acuerdo con esta evidencia, los terapeutas ocupacionales se han adherido a una práctica centrada en la comunidad.

3. Terapia Ocupacional Comunitaria

La práctica de la terapia ocupacional en comunidades es un modelo metodológico que contribuye a orientar estrategias colectivas [ 16 ] y tiene la particularidad de tener un conocimiento específico de la ocupación como determinante de la salud que impacta el bienestar [ 15 ].
Por lo tanto, este enfoque comunitario incluye características del territorio de una comunidad, redes y actores clave en el diseño e implementación de la atención clínica. Este enfoque se centra en la participación de las personas en sus procesos de salud [ 17 ] al vincular la capacidad de la comunidad para integrar de manera sistemática y estratégica las acciones relacionadas con la salud con los servicios ubicados en un territorio determinado [ 18 ].
De esta forma, los terapeutas ocupacionales trabajan para favorecer la participación de las personas en ocupaciones colectivas que promuevan la salud comunitaria [ 14 , 19 , 20 ] y la inclusión social, comprometida con los derechos de todas las personas. El propósito de estas prácticas es incentivar a los usuarios a construir su futuro a través de la ocupación, como miembros activos de su vida familiar, comunitaria y social, así como en el desempeño de sus diferentes roles y responsabilidades [ 21 , 22 ]. También se espera que las poblaciones y comunidades puedan generar instancias de aceptación de la diversidad y promover espacios accesibles en contextos físicos, sociales y culturales [ 23 ].
En consecuencia, para llevar a cabo procesos significativos y efectivos, un terapeuta ocupacional debe desarrollar diferentes competencias que le permitan facilitar ambientes positivos, creativos y culturalmente relevantes, de manera que las propias comunidades puedan abordar sus propios problemas [ 14 , 19 , 20 ] .
En América Latina se está produciendo un cambio de paradigma en la práctica de la terapia ocupacional, ya que se ha identificado la pertenencia cultural como derivada del conocimiento y reconocimiento de la historia de un territorio. Para visualizar a las personas de manera holística, además de ser una práctica centrada en el cliente, un profesional no debe olvidar que existen determinantes estructurales que pueden tener impactos categóricos en las situaciones de salud y, por lo tanto, pueden dificultar los procesos de rehabilitación [ 24 ].
Uno de los referentes teóricos utilizados para sustentar los procesos comunitarios en terapia ocupacional es Paulo Freire. Este referente se utiliza tanto por su carácter emancipatorio como por sus metodologías participativas que facilitan la toma de conciencia reflexiva y procesual sobre las condiciones sociopolíticas que inciden en la calidad de vida de los usuarios y su comunidad [ 25 , 26 ]. El trabajo de Paulo Freire enriquece la práctica profesional de los terapeutas ocupacionales que buscan la participación activa de las comunidades en sus procesos de cambio. Como Nunes y Esquerdo [ 25] mencionan, 'Los conceptos y propuestas de Freire pueden sustentar un enfoque profesional crítico destinado a engendrar poblaciones vulnerables y movimientos de transformación social en la relación dialéctica entre aspectos micro y macrosociales'.

4. Experiencias de Terapia Ocupacional Comunitaria

En la literatura existen varios estudios con resultados positivos en cuanto a experiencias e investigaciones sobre la práctica profesional en terapia ocupacional comunitaria en neurorrehabilitación y su impacto en la salud de las personas.
Entre ellos se encuentra un estudio sobre tratamientos no farmacológicos (TNP). Estos tratamientos han surgido como una solución para gestionar determinados síntomas clínicos que no requieren necesariamente el consumo de productos químicos para mejorar la salud en usuarios con deterioro cognitivo leve y demencia. Además, las NPT tienen pocos efectos secundarios y se pueden usar con otros tratamientos. Por lo tanto, se ha demostrado que las NPT tienen un impacto positivo en la cognición, el bienestar, el estado de ánimo y la calidad de vida en usuarios con patologías neurodegenerativas [ 27 ].
Vibholm, Christensen y Pallesen [ 28 ] realizaron una revisión sistemática sobre los beneficios de la rehabilitación basada en la naturaleza para adultos con daño cerebral adquirido, encontrando la actividad evolutiva y los enfoques ecológicos, entre otros, como los principales fundamentos teóricos. La horticultura social y terapéutica también ha formado parte de las estrategias de intervención procedimental. Se enfatiza que este tipo de intervención debe ser adecuada para cada caso.
Öst Nilsson et al. [ 29 ] describió el proceso de intervención durante nueve meses de terapia ocupacional en trabajadores con antecedentes de accidente cerebrovascular, basado teóricamente en un enfoque centrado en la persona para mejorar el potencial, el desempeño y el nivel de reingreso a la fuerza laboral del participante. A nivel procedimental, este estudio consideró tanto al individuo como a su entorno comunitario ya que intervinieron los compañeros de trabajo y se realizaron modificaciones en el lugar de trabajo. Desde un punto de vista actitudinal, los profesionales que realizaron la rehabilitación coincidieron en los objetivos e intervenciones con los pacientes. Después de un seguimiento de tres meses, los resultados indicaron que el desempeño del participante en el ambiente laboral fue favorable al regresar al trabajo.
Además, otro estudio se centró en la relación entre los factores ambientales y la participación social de los niños con parálisis cerebral (PC). Estos factores incluyen elementos como los entornos físicos y las instituciones que muestran que las actitudes comunitarias y sociales juegan un papel relevante para fomentar la participación de los pacientes. Además, las actitudes negativas pueden impedir que los padres o cuidadores quieran acompañar o alentar al niño a moverse de forma independiente o con dispositivos de asistencia, lo que en última instancia reduce su participación social. Generalmente, las modificaciones y adaptaciones ambientales en el hogar, en la comunidad y en la escuela pueden aumentar la participación social de estos niños [ 30 ].
En Australia, Kendall et al. [ 31] detalló la transición de las personas con lesiones medulares del hospital al hogar en las zonas rurales, donde son derivadas a los servicios de salud locales. En esta situación, los pacientes indicaron que la transición fue desafiante, abrumadora y complicada porque pasar de un lugar profesional a uno no tan profesional, según sus percepciones, generaba sentimientos de incertidumbre. Considerando esto, se reconoce la urgencia de generar procesos participativos, conectando a las personas con los servicios locales de salud antes de la transición y brindando educación especializada sobre estos dispositivos locales. Como elemento actitudinal, este estudio destaca que el abordaje debe realizarse a través de un equipo multidisciplinario, y desde una perspectiva cultural, comprendiendo y facilitando experiencias de transición,31 ].
Para acercar la rehabilitación a las comunidades y aumentar la accesibilidad después de la hospitalización, siguiendo un modelo de salud comunitaria, la Organización Mundial de la Salud (OMS), desarrolló la estrategia de rehabilitación basada en la comunidad (CBR), que busca promover el desarrollo local inclusivo. Otro de los objetivos de esta estrategia es generar un proceso de rehabilitación integral de las personas, sus familias, organizaciones sociales, comunidades y diferentes organismos gubernamentales y no gubernamentales en los ámbitos de la salud, la educación, el trabajo y lo social, entre otros [ 21]. La salud pública se adhiere a un modelo holístico de atención de salud familiar y comunitaria, avanzando hacia la implementación de equipos de salud territoriales y multidisciplinarios, donde se pueden encontrar terapeutas ocupacionales además de una red de rehabilitación comunitaria en todos los niveles [ 32 ].
Existe evidencia de que la estrategia CBR ha sido beneficiosa para las personas que han tenido enfermedades neurológicas, especialmente para el acceso temprano y un enfoque integral de sus necesidades de atención médica [ 33 , 34 , 35 , 36 ]. Estas conclusiones se sustentan en el hecho de que los profesionales de la RBC se encuentran en un proceso de formación continua, como mencionan Guajardo et al. [ 37], en un estudio realizado en Chile. Este estudio demostró que en rehabilitación, a nivel teórico y práctico, los profesionales están bien preparados. Esto último, junto con las estrategias y técnicas utilizadas, les permite llegar a sus usuarios y obtener resultados positivos en su rehabilitación. Sin embargo, en cuanto a los saberes vinculados a la comunidad y territorio donde se trabaja, se deben seguir fortaleciendo estos aspectos.
Otro estudio realizado por González-Bernal et al. [ 38 ] señaló que la terapia ocupacional comunitaria juega un papel importante en las esferas física y social. Este enfoque destaca la promoción de la igualdad de condiciones, así como la promoción de la toma de decisiones y la reducción de la exclusión por discapacidad, con un modelo práctico y centrado en el cliente.
Finalmente, Bianchi y Serrata [ 39 ] realizaron una investigación cualitativa sobre el desempeño profesional de los terapeutas ocupacionales comunitarios latinoamericanos. Sus resultados indican que las prácticas se articulan a nivel micro y macrosocial, involucrando el fortalecimiento de redes sociales y la construcción de vínculos a través de la ocupación.
En resumen, existen varias publicaciones sobre las experiencias y fundamentos que sustentan las intervenciones en terapia ocupacional comunitaria y el campo de la neurorrehabilitación. Sin embargo, las competencias específicas que debe poseer un terapeuta ocupacional para una intervención de enfoque comunitario no han sido exploradas en la práctica profesional, por lo que el objetivo de este estudio es caracterizar las competencias para la intervención de terapia ocupacional comunitaria en neurorrehabilitación desde una perspectiva cualitativa.

This entry is adapted from the peer-reviewed paper 10.3390/ijerph19106096

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