Competencia empresarial: History
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El espíritu empresarial abarca una variedad de motivaciones y objetivos que tienen un significado global, incluido el impacto social, el éxito comercial y la sostenibilidad ambiental. La competencia empresarial combina conocimientos, actitudes y habilidades que inspiran a las personas a emprender proyectos que aborden necesidades u oportunidades no satisfechas. Esta competencia considera los elementos culturales y los factores externos como determinantes clave para mejorar la capacidad de reconocer y crear oportunidades, lo que permite la transformación de ideas en acción. En última instancia, esto contribuye a una sociedad más dinámica y competitiva.

  • entrepreneurial competence
  • attitudes
  • knowledge
  • sociodemographic variables
  • skills

1. Introducción

Desde que el Consejo Europeo de Lisboa de 2000 incluyó entre sus propósitos estratégicos la promoción de una cultura emprendedora, los sistemas educativos han perseguido varios objetivos: enfatizar el aprendizaje no formal [ 1 ], incrementar las relaciones universidad-empresa [ 2 ], desarrollar la competencia emprendedora en los currículos [ 3 ], y la promoción de contenidos transversales en diferentes titulaciones universitarias no empresariales y la creación de actividades emprendedoras en el campus [ 4 ]. Si bien la mayoría de las investigaciones sobre educación para el emprendimiento se concentran en los niveles universitarios [ 5 ] o preuniversitarios [ 6], hay un interés creciente en explorar el papel de la educación emprendedora a nivel escolar. Varios estudios sugieren que es importante introducir la educación empresarial antes de la educación terciaria [ 7 , 8 ].
En respuesta a los desafíos planteados por la globalización y la digitalización, ha habido un impulso creciente hacia el emprendimiento en la educación. Las políticas europeas han fomentado esta tendencia en sus estados miembros. En el caso español, se ha convertido en un objetivo del sistema educativo desde 2006 [ 9 , 10 , 11 ].
Se reconoce que la competencia empresarial tiene un "sentido de autonomía y espíritu empresarial", siendo una de las ocho competencias clave para el aprendizaje permanente desde 2018 en la UE [ 12 ]. Además, el Marco Europeo para la Competencia Empresarial: EntreComp, pretende proporcionar un marco de referencia y un modelo conceptual estándar para identificar los elementos que componen esta competencia y facilitar su inclusión en los sistemas educativos [ 13 , 14 ] . Cabe destacar que la competencia emprendedora forma parte del currículo en España dentro de la Ley Orgánica 3/2020.
La necesidad de renovar conocimientos e impulsar la actividad empresarial está aumentando el interés por mejorar las habilidades empresariales y financieras a edades tempranas [ 15 , 16 ]. De hecho, desde 2012, la competencia financiera impulsada por la OCDE se ha incorporado a los exámenes PISA [ 17 ]. Una educación que comprenda estas competencias y capacite a los jóvenes para tener iniciativas, tomar decisiones y desarrollar proyectos que promuevan mejoras socioeconómicas colectivas es una prioridad educativa [ 18 ] . Dotar a los alumnos de estas herramientas les ayudará en su desarrollo personal [ 19 ] y profesional [ 20 , 21 ] y contribuirá a la innovación y al progreso económico de la sociedad [22 ]. Estas habilidades son esenciales en tiempos de revolución digital y cambios en el mercado laboral [ 23 ].
La inclusión de la educación para el emprendimiento en los currículos escolares se ha producido de forma paulatina, ya sea como asignatura o como competencia transversal, en todas las etapas educativas [ 24 , 25 ], aunque tiene una presencia más sustancial en la educación secundaria y superior. Sin embargo, la enseñanza del espíritu empresarial es una tarea desafiante debido a su naturaleza multifacética y compleja [ 26 ]. Además, su tendencia filosófica en la educación es aún incierta [ 27 ]. Así, revisiones recientes demuestran el auge y los múltiples enfoques de la educación para el emprendimiento: niveles educativos, disciplinas, herramientas, recursos, contenidos, evaluación, pedagogías, etc. [ 28 ]. La implementación en el aula ha sido heterogénea [ 29] y suele generar cierta incertidumbre [ 8 ]. La literatura detecta la necesidad de mejorar la formación de los docentes porque tienen un papel crucial en su implementación [ 30 , 31 , 32 ], el uso de metodologías adecuadas [ 33 , 34 , 35 ], y la necesidad de evaluarla correctamente [ 36 , 37 , 38 ].

2. Competencia Empresarial: Actitudes

El espíritu empresarial abarca una variedad de motivaciones y objetivos que tienen un significado global, incluido el impacto social, el éxito comercial y la sostenibilidad ambiental [ 45 ]. Esta visión amplia del espíritu empresarial en el contexto educativo ha ganado un amplio consenso en la literatura sobre educación empresarial [ 46 ]. Los aspectos personales y motivacionales se completan con los conocimientos necesarios de la disciplina emprendedora desde el punto de vista institucional, legal y técnico para el desarrollo de esta actividad.
La competencia empresarial combina conocimientos, actitudes y habilidades que inspiran a las personas a emprender proyectos que aborden necesidades u oportunidades no satisfechas [ 47 ]. Esta competencia considera los elementos culturales y los factores externos como determinantes clave para mejorar la capacidad de reconocer y crear oportunidades, lo que permite la transformación de ideas en acción. En última instancia, esto contribuye a una sociedad más dinámica y competitiva [ 48 ].
En resumen, cultivar un conjunto de habilidades empresariales requiere un enfoque multifacético que implica desarrollar rasgos y actitudes de personalidad específicos y el conocimiento necesario para iniciar y supervisar proyectos de principio a fin. Este enfoque holístico es esencial para establecer una identidad empresarial sólida.
Además, esta competencia se enmarca en una perspectiva de conjunto, en la que las dimensiones moral [ 19 , 49 ] y personal [ 50 ] adquieren especial relevancia. Esta competencia está compuesta por diferentes elementos que se entrelazan y complementan de manera compleja, encaminados a fortalecer la iniciativa y la autonomía personal en la realización de proyectos emprendedores. En esta línea, todas las teorías que estudian la competencia emprendedora se basan en modelos de intención y la teoría del comportamiento planificado [ 39 , 40 ] para predecir comportamientos emprendedores [ 41 ], que se derivan de actitudes previas hacia el emprendimiento [ 51 ], entorno sociocultural favorable [52 ], valores culturales [ 53 ] y modelos sociales [ 54 ]. Por tanto, la educación surge como un elemento determinante [ 55 ].

3. Competencia Empresarial: Conocimiento

Tener la combinación adecuada de rasgos de personalidad, actitudes y conocimientos es crucial para lanzar y gestionar con éxito proyectos empresariales. Este enfoque integral es vital para establecer una fuerte identidad empresarial [ 56 ]. La literatura define tres dimensiones del emprendimiento: el “saber por qué” (comprender la importancia y los valores de la actividad emprendedora), el “saber hacer” (poseer las habilidades necesarias para llevar a cabo un proyecto) y el “saber qué” (tener conocimiento del contexto económico, gestión y creación de empresas) [ 4]. Por lo tanto, además de las actitudes y habilidades personales, el conocimiento abarca aspectos económicos y prácticos cruciales para dotar a los estudiantes del capital humano emprendedor necesario antes de embarcarse en un viaje emprendedor [ 5 , 57 ].
Para desarrollar plenamente el potencial humano, es fundamental adquirir conocimientos básicos en aspectos legales, estratégicos y gerenciales, además de habilidades no cognitivas [ 37 ]. Comprender el conocimiento legal implica comprender la estructura legal y administrativa de una empresa comercial, alineada con varios conceptos legales, y sus operaciones dentro de los límites de las regulaciones institucionales y de mercado. Tener conocimiento estratégico significa tener la previsión para proporcionar un producto o servicio que le dé una ventaja competitiva [ 58 ]. Esto le permite a uno enfocarse en una audiencia en particular, aumentando así la probabilidad de ser elegido sobre los competidores [ 32 , 42]. El conocimiento gerencial se refiere a la comprensión de las funciones de administración y gestión empresarial, tal como lo exploraron los pioneros en este campo [ 59 ]. Son múltiples las actividades englobadas en las funciones administrativas, incluyendo la producción de bienes o servicios, así como la funcionalidad comercial y financiera. Además, existen funciones transversales que son esenciales para cualquier rol ejecutivo, como la planificación, organización, dirección y coordinación de equipos. Cabe señalar que tener educación financiera no solo es importante para los aspectos técnicos de los negocios, sino que también es una habilidad crucial para tomar decisiones informadas a lo largo de la vida [ 60]. Por lo tanto, la combinación de conocimientos, habilidades y actitudes son elementos cruciales para dar forma a la identidad empresarial de un individuo. Este fundamento se basa en teorías sobre el capital humano y su conexión con el espíritu empresarial [ 61 ].

4. Competencia Emprendedora y Variables Sociodemográficas

Los investigadores han realizado extensos estudios sobre cómo varios factores influyen en la intención emprendedora. Un área particular de enfoque es el impacto del género, donde los datos muestran un notable desequilibrio, pero también hay evidencia de una corrección en la discrepancia. Según los últimos estudios de 2018, había un porcentaje del 46,9% de mujeres emprendedoras, por lo que se observa una reducción paulatina de la brecha de género [ 20 ]. Además, el informe GEM Global España revela que en los dos últimos años el emprendimiento femenino ha aumentado un 10%, mientras que la brecha se ha reducido al 6,5% [ 62 ].
Cuando se trata de analizar la implementación del currículo empresarial, puede haber diferencias entre las escuelas privadas y las estatales. Investigaciones previas han observado que el fomento de la competencia emprendedora en los centros educativos en España ha sido más frecuente en las instituciones privadas, ya sea a través de programas propios o de la incorporación de la materia en el currículo. Esta tendencia se ha observado en comparación con los centros estatales [ 63 ]. Los estudios realizados a nivel internacional confirman que los estudiantes que asisten a escuelas privadas exhiben un 10 % más de niveles de intención emprendedora que sus pares de escuelas públicas [ 64 ].
Finalmente, en cuanto al nivel educativo de los padres, la investigación ha revelado que los padres con experiencia en la industria empresarial tienden a tener hijos con una mayor inclinación hacia el emprendimiento. Esto sugiere una correlación positiva entre los padres involucrados en el mundo empresarial y las aspiraciones empresariales de sus hijos [ 64 ].

This entry is adapted from the peer-reviewed paper 10.3390/educsci13070740

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